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Los vecinos de José Marañón, acosados en su calle: “Cuando se enfadan nos cagan en la puerta”

Una de las personas que deambulan en José Marañón, defecando en la calle | VECINOS JOSÉ MARAÑÓN

Diego Casado

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Desde el verano, los vecinos de José Marañón viven en sus casas algo parecido a un toque de queda. Cuando salen al exterior, sobre todo a primera hora y especialmente por la noche, un grupo de personas instalada en su calle les increpa, insulta, y hasta les profiere amenazas cuando les ven asomarse por el portal, denuncian a Somos Chamberí.

La situación empezó -con baja intensidad- hace año y medio. Dos personas comenzaron a pernoctar en la vía, que por su ubicación (el acceso es apartado y cuenta con varios edificios oficiales) es transitada por mucha menos gente que las calles de alrededor. Guardaban sus pertenencias por el día en una alcantarilla y pedían limosna, además de hacer de gorrillas y mantenerse acudiendo al Comedor Social del Centro de Día Luz Casanova, situado en esa misma calle. Incluso algunos vecinos les ayudaron inicialmente, facilitándoles ropa.

La convivencia fue a peor especialmente a partir de este verano, cuando su número aumentó y estas personas empezaron a exigir la limosna con amenazas y a romper botellas en la calle. Los vecinos, asustados, llamaron a la policía y la situación se volvió insostenible. “Tengo miedo de bajar a la calle, ya que si están borrachos no sabes qué te pueden hacer”, explica una de las vecinas afectadas, que denuncia un acoso continuo por parte de estas personas al pasar cerca, cuando sale del supermercado... “nos tienen atemorizados en nuestra propia casa”, lamenta.

El relato de los hechos que dan los vecinos incluye vandalismo contra sus viviendas y propiedades: rotura de cristales justo después de una llamada a la policía, plantas tiradas o los retrovisores destrozados de la moto de otra vecina al poco de una denuncia por acoso. La intervención de las fuerzas del orden ha propiciado en muchos casos más agresiones y amenazas, además de otras formas de protesta más escatológicas: “Cuando se enfadan nos cagan en la puerta”, relatan.

La situación se ha extendido a la calle paralela, Nicasio Gallego, donde también acosan a vecinos y paseantes, además de generar problemas en el cercano IES Santa Engracia, situado en una de las esquinas de la vía. El comedor social antes citado les ha llegado a prohibir el acceso al centro por su actitud violenta, informa ABC. En la calle se ven más plazas de aparcamiento que en las manzanas de alrededor, por el miedo a las agresiones y represalias de los que ejercen de gorrillas.

Muchos de los hechos están documentados en un amplio archivo fotográfico y de vídeos que los vecinos llevan elaborando fruto de la desesperación en las últimas semanas, para que las instituciones los auxilien de alguna forma. Parte de ese material lo han publicado en una cuenta de Twitter que arrancó este verano: “¿Aporofobia? No. Es pánico. Esta gente me lleva acosando e insultando 2 años”. Con esa frase arranca el relato online de los hechos y una serie de imágenes poco agradables pero que los vecinos viven in situ cada día.

Intervención municipal

La petición de socorro vecinal fue atendida hace unas semanas por el Ayuntamiento de Madrid: sus habitantes se reunieron con la Junta de Chamberí, que escuchó su situación y empezó a tomar algunas medidas. “El concejal del distrito, Javier Ramírez,  ha mantenido dos reuniones con los vecinos afectados, una de ellas, visitando personalmente la calle José Marañón” explican a este periódico fuente de la Junta de Chamberí. La visión del problema sobre el terreno propició la activación del protocolo de actuación en estos casos, que incluye la participación de los Servicios de Limpieza, al Samur Social y a la Polícia Municipal.

El Ayuntamiento ha reforzado los trabajos de limpieza de la calle, con baldeos habituales, además de poner al corriente a todas las fuerzas de seguridad: “Tanto la Policía Municipal como la Policía Nacional están informados de la situación para que actúen de la manera más efectiva”, indican a Somos Chamberí.

Los vecinos agradecen al Ayuntamiento la ayuda y confían en que el dispositivo no decaiga: “Están esperando a que la policía baje la guardia”, advierten. Javier Ramírez tiene previsto reunirse dentro de varias semanas para evaluar los resultados de las medidas adoptadas, explican desde el Ayuntamiento.

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