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El Defensor Andaluz celebra sus 40 años renovando con los colectivos sociales su alianza para “no dejar a nadie atrás”

Representantes de un centenar de colectivos se han dado cita en el acto en Granada.

Antonio Morente

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Una renovación de los votos en toda regla. El Defensor del Pueblo Andaluz y los colectivos sociales se han vuelto a mirar a los ojos este martes en Granada y a darse de nuevo el “sí, quiero”, un ceremonial que incluye un manifiesto con el que se juramentan en un objetivo por encima de todos: “no dejar a nadie atrás”. En realidad son siete compromisos, pero éste es el que los engloba a todos, con el pacto añadido de hacer frente juntos a las “amenazas y riesgos” que se ciernen contra los derechos ciudadanos.

El motivo para esta celebración es que el Defensor del Pueblo está de cumpleaños, porque el pasado 1 de diciembre sopló las 40 velas. Ese mismo día, pero de 1983, el Parlamento andaluz (que desde febrero de ese año se reunía en lo que fue Real Audiencia de Sevilla, la segunda de las cuatro sedes que ha tenido) aprobaba la ley de constitución de la institución. La que es la decana de las Defensorías autonómicas ha desarrollado desde entonces más de 430.000 actuaciones, así que esto había que celebrarlo y el primer evento fue un solemne acto institucional en Sevilla que este martes ha tenido continuidad en Granada con un evento social en el auditorio de la Fundación CajaGranada, para reconocer al tejido que lucha por los mismos objetivos que el organismo que preside Jesús Maeztu.

El que se ha anunciado como “acto social” de este 40 aniversario, que ha servido para bajar el telón de la conmemoración, se ha materializado en un encuentro con representantes de un centenar largo de entidades ciudadanas y del tercer sector, a los que el propio Maeztu les ha hecho una sentida declaración de amor. “Nosotros somos porque vosotros sois, sin vosotros no somos nada”, y es que estas entidades “ponen ojos y voz a la ciudadanía” y de ahí estos 40 años “defendiendo derechos juntos”.

“Reafirmamos nuestro compromiso con el tercer sector”, ha incidido Maeztu, que ha resumido en tres cuestiones los motores que mueven a su institución: la defensa de las personas (“y con dignidad, si no la tiene no es persona”), la defensa del planeta (“la Tierra es de todos”) y la defensa de la paz. “Estas causas no se nos van a olvidar nunca, ese es nuestro compromiso”.

Sanidad pública y memoria histórica

Eso sí, también ha puesto el acento con especial vehemencia en reivindicar la sanidad pública y se ha detenido en la cuestión de la memoria histórica, porque “hay que devolver los cuerpos a las personas” que perdieron un familiar y siguen buscándolo. “Un pueblo sin memoria está condenado a repetir la historia, si queremos dar paz tenemos que cerrar en paz”, lo que pasa por encontrar los cuerpos perdidos en fosas comunes y cunetas para que “termine la angustia”.

“Yo juego en la liga del tercer sector, no en la Champions”, y por eso le ha agradecido a los colectivos sociales su “cercanía, afecto y adaptación al entorno”, además de conminarles a “no entender como normal lo inaceptable”. ¿Y qué es lo inaceptable? Pues básicamente “vivir sin dignidad”, pero hay que ir más lejos y ahí Maeztu ha enarbolado la bandera del “derecho a ser feliz”.

Como no es plan de homenajear al centenar largo de entidades presentes en el acto, se ha simbolizado la cuestión con el reconocimiento a una docena de “personas ejemplares” por su compromiso con la defensa y protección de los derechos colectivos. Los galardonados, de paso, encarnan esas seis grandes causas que el Defensor y los colectivos sociales se comprometen a seguir protegiendo como retos prioritarios.

Relación de reconocimientos

De esta manera, y por su labor de protección de la infancia y adolescencia, el Defensor ha reconocido la labor de María Asunción García Bonillo, presidenta de la Asociación para la Intervención y Protección de Colectivos Dependientes Inter-Prode, por su trabajo en diversos centros de menores en la provincia de Almería. En la misma categoría se ha homenajeado a Ignacio Gómez de Terreros, por su papel en la Fundación Gota de Leche y en el Foro Profesional por la Infancia.

También se ha homenajeado por su compromiso en la defensa de la salud y el bienestar a José Ramón Molina Morón, presidente de Agrafem, la Asociación Granadina de Familiares y Personas con Enfermedad Mental. En el trabajo a favor de los colectivos vulnerables, los honores han sido para la gaditana María Luisa Campos, reconocida por su papel en distintos movimientos sociales, y para el jiennense Julio Millán, presidente de Edad Dorada-Mensajeros de la Paz Andalucía.

Por lo que respecta a la sostenibilidad ambiental y el cuidado de la tierra, se ha distinguido a Francisco Casero y Ezequiel Martínez por la preocupación permanente por la ecología y la sostenibilidad del planeta y sus recursos. En la modalidad centrada en la cultura de paz y justicia, se ha premiado por su trabajo en la no discriminación de trato e igualdad de trato a Adela Jiménez, presidenta de Málaga Acoge, y a Natividad Bullejos, por su papel activo en el feminismo desde los años 70 al frente de Mariana Pineda, la primera organización de mujeres de Granada, en Maracena.

Por último, el Defensor del Pueblo Andaluz ha subrayado su compromiso por la memoria democrática y ha premiado en la defensa de los derechos humanos a Antonio Deza Romero, de Dejadnos llorar; Carmen Sánchez Sánchez, de la Plataforma para la comisión de la Verdad; y a Cecilio Gordillo, coordinador del Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria Histórica de CGT-Andalucía y coordinador de la web Todos los Nombres.

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