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Los domingos peatonales de Fuencarral, una tradición de 36 años que suspendió Almeida

Mapa de la peatonalización de Fuencarral en 1990, publicado por el diario ABC

Diego Casado

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El domingo 4 de octubre y sin previo aviso, el Ayuntamiento de Madrid decidió no cortar al tráfico la calle Fuencarral y acabar -en principio temporalmente- con una medida puesta en marcha desde 1984, la de la peatonalización de Fuencarral los fines de semana. El resultado: aceras llenas de vecinos que habían acudido a uno de los pocos espacios de esparcimiento de la zona, en el que era posible mantener la distancia social que las autoridades exigen para frenar los contagios de Covid-19 y donde los niños practican deporte semanalmente.

Patinetes, bicicletas y patines invadieron las aceras mientras por la calzada apenas pasaban coches. Los vecinos de Chamberí y de otras zonas de Madrid se preguntaban el porqué de la decisión. El alcalde explicó al día siguiente que había suspendido todas las peatonalizaciones, acordadas en los Pactos de la Villa, “porque la orden del Ministerio de Sanidad recomienda no salir de casa”. “Se volverá a la normalidad cuando finalice la orden de confinamiento dictada por Sanidad”, añadían fuentes municipales a Somos Chamberí el miércoles. Después, el Ayuntamiento rectificó la decisión y retomó las peatonalizaciones permanentes y temporales, pese a la vigencia del estado de alarma.

Una queja que se repitió el domingo entre los vecinos es que la suspensión de la peatonalización de Fuencarral había reducido el número de espacios diáfanos al aire libre en la zona, mientras restaurantes o casas de apuestas pueden seguir acogiendo clientes en el interior de sus locales. Los estudios científicos recomiendan evitar estos lugares, donde está comprobado que el coronavirus se transmite con más facilidad, y transitar al aire libre todo lo que sea posible.

La suspensión de la peatonalición en Fuencarral acaba además con una tradición madrileña que tenía 36 años de celebración ininterrumpida, que fue decidida por el equipo de Tierno Galván en el año 1984. Se ejecutó a la vez que la peatonalización de un tramo de Monforte de Lemos, en el Barrio del Pilar, explican a Somos Chamberí fuentes del gabinete municipal que diseñó ambos cortes de tráfico, “uno en el centro y otro en la periferia”, añaden.

Revuelta en 2007 contra la reversión de Gallardón

En los años 90, esta peatonalización llevó el apodo de Fuencarral sobre ruedas y cada vehículo tenía su propia zona de esparcimiento, como muestra la imagen publicada por el diario ABC que ilustra esta noticia: de la glorieta de Bilbao a cruce con la calle Hartzenbusch se montaba un circuito de obstáculos, los monopatines (por entonces muy populares) tomaban el tramo siguiente hasta el cruce con Olid y los triciclos y bicicletas se explayaban desde ahí hasta la glorieta de Quevedo. Así describía el ambiente reinante este periódico:

"Mientras los papás y las mamás, embelesados, observan sus pericias, los más pequeños empiezan a demostrar sus habilidades. Nada tiene que ver esta calle Fuencarral con lo que es, en realidad, un día de diario. Resulta sorprendente poder escuchar, en pleno centro de la ciudad y sobre el asfalto, la risa y las voces de decenas de niños, que arrancan, aunque solo sea por unos instantes, un pedacito de ciudad para su recreo".

La peatonalización dominical de Fuencarral fue mantenida por los sucesivos alcaldes que tuvo la ciudad hasta que Alberto Ruiz Gallardón decidió reformar la calle para dar continuidad al eje peatonal que tenía planificado desde la Puerta del Sol. En primavera de 2007, poco antes de las elecciones que renovarían su mandato, inauguró la remodelación de la calle que ampliaba notablemente las aceras y dejaba la carretera, que hasta entonces tenía una sección similar a la de Bravo Murillo a partir de Quevedo, a solo dos carriles.

Con la ampliación peatonal, Gallardón debió de pensar que el espacio peatonal era lo suficientemente amplio para dejar correr de nuevo libre el paso de tráfico y el primer domingo después de las obras dejó pasar a los coches. Pero los vecinos de Chamberí decidieron no permitir la reversión y la pérdida de espacio peatonal, y cortaron la calle a las bravas la circulación para no volver a permitir el paso de vehículos.

Desde entonces, el Ayuntamiento abandonó su idea de restringir las peatonalizaciones y decidió apostar aún más por el carácter lúdico de Fuencarral durante los domingos por la mañana, dotándolo de actividades al menos una vez al mes y usando el lugar para celebrar eventos como el Día del Deporte o la Fiesta de las Matemáticas. En los últimos meses, además, se ampliaron los cortes al tráfico a todo el fin de semana, como pedía una propuesta ciudadana aprobada durante los Presupuestos Participativos que finalmente fue tumbada hace unas semanas por el equipo de Almeida.

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