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Sobre este blog

Stories Matritenses es un blog del grupo de periódicos hiperlocales Somos Madrid escrito por Pedro Bravo.

Pedro Bravo escribe ensayo y ficción. Su último libro es Cabo Norte (Menguantes, 2020). Además, ha publicado Exceso de equipaje (Debate, 2018), Biciosos (Debate, 2014) y La opción B (Temas de Hoy, 2012)Es socio de Soulandia, una empresa que aplica la narrativa a estrategias de comunicación, y del coworking malasañero Espíritu23. Habita en la linde occidental del barrio.

www.pedrobravo.es

Vivienda: la historia peor contada

Foto de gran formato abandonada en la calle del Limón, en la zona de Conde Duque

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“En el vocabulario de mi madre no existía el amor como tal, sólo el Amor. Un sentimiento elevado de naturaleza espiritual y tinte moral”. Vivian Gornick ha desmenuzado como nadie —que yo haya leído— el embrollo que tenemos en la cabeza por eso del romanticismo. La cita que incluyo al inicio de este texto es de Apegos feroces (Sexto Piso, 2017) pero podría haber escogido alguna de La mujer singular y la ciudad (Sexto Piso, 2018), donde profundiza en la expresión de su esfuerzo por liberarse de la idealización amorosa y del daño que ésta había hecho a su vida.

Sus reflexiones y las de otros autores son una minúscula gota en un vastísimo océano de relatos en todo tipo de formatos que van en sentido contrario: historias que consolidan los cimientos del amor romántico como la forma de relación a la que aspirar. No digo con esto que haya una conspiración histórica e internacional de todos los escritores, compositores, dramaturgos y guionistas para conducirnos a experiencias tóxicas. Es más que posible que muchos de ellos hayan estado precisamente retratando los males de esta forma de plantearse las relaciones y que haya sido nuestra lectura la que se haya confundido.

El caso es que, desde hace siglos, hemos ido aprendiendo del romanticismo que el amor es una piscina a la que tirarnos, sin reflexión ni trabajo personal, para chapotear plácidamente en unas cristalinas aguas en las que todos los matrimonios son destino necesario y perfectos por el hecho de serlo, el sexo es siempre plenamente satisfactorio, la soledad no existe y los problemas, subtramas pasajeras por eso de que “el amor todo lo puede”. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, pero las historias siguen deformando nuestra visión de las cosas.

No es el único relato repetido que nos lleva por el camino equivocado. En el asunto de la vivienda pasa algo parecido, aunque desde hace menos tiempo. Últimamente están apareciendo con más frecuencia noticias alertando sobre el problema alrededor de este tema, pero llegan tarde, son pocas y, además, siguen estando ocultas por centenares de narrativas opuestas. De hecho, buena parte de los medios de comunicación tienen secciones e incluso suplementos sobre el mercado inmobiliario y tratan lo que se supone que debería ser un derecho como un activo financiero, un vehículo para el enriquecimiento de pequeños, medianos y grandes propietarios. Así, se consigue que titulares como “La vivienda de lujo alcanza los 19.000 euros/m2… y subiendo” no sirvan para mostrar la ruina en la que estamos inmersos, sino que actúen como celebraciones de un éxito que sólo es el de unos pocos.

La diferencia con el relato del amor romántico es que aquí, si no de conspiración, sí se puede hablar de un imaginario impuesto por los intereses del mercado que no sólo imprime carácter a nuestras vidas, sino que también influye de manera definitiva en las políticas públicas. Del “queremos un país de propietarios, no de proletarios”, del ministro franquista Arrese, a la reciente reunión de Pedro Sánchez con los agentes del sector pero sin tener en cuenta al Sindicato de Inquilinas o a la PAH hay una línea de actuación evidente que se salta las supuestas diferencias entre partidos e ideologías. Lo mismo que hay una conexión entre los suplementos inmobiliarios que resaltan las oportunidades de inversión y los vídeos del Xocas y compañía presumiendo de lujosas casas compradas y mostradas como símbolo de su estatus como nuevos ricos.

El porcentaje de propietarios de vivienda en España ha caído en los últimos veinte años del 86% de 1999 al 76% actual. Sigue siendo alto y sigue constituyendo la excusa perfecta para la inacción de las administraciones y la falta de iniciativa de la gran mayoría de los partidos políticos. No se hace nada realmente valiente, ni siquiera se piensa en hacerlo, con el argumento de que se está defendiendo los derechos de “los pequeños propietarios y ahorradores”, algo que forma parte del relato. La realidad es que lo único que se defiende de esta forma son los beneficios a los grandes actores del mercado: fondos, socimis, bancos, promotoras, inversores, constructoras…; muchos de los cuales, por cierto, son socios o anunciantes de los medios que canalizan esta historieta.

La verdad, lo que sufrimos tanto arrendatarios como pequeños propietarios, es que estamos se están empobreciendo nuestras condiciones de vida. Me refiero a asuntos económicos, pero también familiares, sociales y de salud. En las ciudades más “tensionadas” —los eufemismos también son relato, por cierto— ya se destina más del 40% de los ingresos familiares al alquiler o la hipoteca de la casa. Más allá de los números, todos sabemos el sufrimiento que provoca la situación: miedo a las actualizaciones de tipos y a la renovación de los contratos de alquiler, estrepitosa caída del nivel de vida que afecta a los más pobres pero también a las clases medias, precariedad y desigualdad, alejamiento de los lugares de trabajo y socialización, desplazamientos más largos y costosos en tiempo y dinero y una sensación constante de que el futuro no existe. Ansiedad.

Pero, como explica Lluís Amiguet en este texto, “es más fácil recetar antidepresivos a quienes sufren carencias sociales, como la escasez de vivienda, que solucionarlas con una administración eficiente”. No es un vínculo demagógico sino la acertada conexión de dos imaginarios dañinos: el de la vivienda como activo financiero y el de la medicalización de la sociedad. La separación de los síntomas de sus causas estructurales.

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Stories Matritenses es un blog del grupo de periódicos hiperlocales Somos Madrid escrito por Pedro Bravo.

Pedro Bravo escribe ensayo y ficción. Su último libro es Cabo Norte (Menguantes, 2020). Además, ha publicado Exceso de equipaje (Debate, 2018), Biciosos (Debate, 2014) y La opción B (Temas de Hoy, 2012)Es socio de Soulandia, una empresa que aplica la narrativa a estrategias de comunicación, y del coworking malasañero Espíritu23. Habita en la linde occidental del barrio.

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